miércoles, 15 de julio de 2009

Un juego tentador

(texto de hace un año aprox.)

Nunca me ha gustado que me veas así. De izquierda a derecha. Línea a línea. No soporto que pasen los impulsos eléctricos para que entiendas lo que escribo. Todo orden es subversivo y como tal debe ser legalizado. El papel que contiene las reglas del lenguaje, de nuestra sociedad. Una gota de baba se me escapa. Lo palpo hasta sentir sus granitos de polvo: ha tomado demasiados chocolates. Se me antoja un chocolate caliente, como aquellos que solíamos tomar a la salida de Reino Aventura, después de cuarenta caídas en el splash y veinte más en las aguas salvajes. Lo mejor era que te tocara del lado de la cascadita, fría, olor a calcetín sudado y mojado. Paso un dedo suavemente por encima, llego a formar una espiral cuando quito el paso del tiempo. Una lágrima. El vino de frutas está hirviendo en la olla. Imponente, esa tumba asesina guarda miles de rostros perdidos en el anonimato. Víctimas de la violencia desmedida, el mal diabólico, nunca radical, que azota al ganado. ¿Por qué mascas el chicle con la boca abierta? Eso es de mal gusto.

La mejor estrategia es comprar primero las calles baratas y ponerles hoteles para ir matando al rival mientras él compra una o dos casitas de las caras en sus calles. Quien sabe por qué, pero Latinoamérica es la primera cuadra. Lo que no es muy necesario es comprar las líneas aéreas (europea, americana, africana, asiática), aunque si se tiene la oportunidad, es preferible por si se llega a necesitar el dinero de la hipoteca.

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