miércoles, 20 de agosto de 2008

La cacofonía de Badano

Viendo Badano que la lujuria del hombre cundía en la música y que todos los pensamientos que ideaba su corazón eran puro fornicar, le pesó haber creado al hombre en la música y se indignó en sus entrañas. Y dijo Badano: “Voy a cacofonizar de sobre la faz melódica al hombre que he creado –desde el hombre hasta las lecheras, los rastreros y las plumas del cielo-, porque me pesa más que mi descanso sabático sin elevadores el haberlos hecho”. Pero Noli halló gracia a los ojos de Badano.
Esta es la historia de Noli:
Noli fue el hombre más sereno y dulce de su tiempo. Noli andaba siempre con Badano. Noli engendró tres hijos: Carmel, Sergei y Julio. La música estaba monopolizada en la presencia de Badano: la música se llenó de pop. Badano escuchó la música y supo que estaba viciada porque todos los hombres fornicaban en ella.
Dijo, pues, Badano a Noli: “He decidido cacofonizar a todos los hombres de la música. Hazte un adagio de armonías y buen tempo. Harás el adagio en fa menor y lo recubrirás con percusiones. Así lo harás: longitud del adagio, trescientos minutos; tempo, clásico tres cuartos; tono, fa persecutorio persecutativis.
Por mi parte voy a deconstruir una cacofonía, el caos sobre la música, para exterminar todo viviente que tenga perreras en las neuronas: todo cuanto gime de placer perecerá. Pero contigo estableceré mi alianza legítima: entrarás en el adagio, tú y tus hijos, tu mujer y las mujeres de tus hijos contigo. Formarán la Alianza del Pueblo Popular del Poblado. Y de todo ser viviente meterás una pareja para que compongan contigo. Serán macho y hembra. Tú mismo procúrate toda suerte de pentagramas para que les sirvan de servilletas a ti y a ellos”. Así lo hizo Noli y ejecutó todo lo que le había mandado Badano.
Noli contaba con seiscientos años cuando Badano le ordenó adagiar sobre la música. La cacofonía duró cuarenta minutos en el Metro de Nueva York (Noli se sigue preguntando si fue en el Metropolitan Opera House de Nueva York o en el Metro, estación Bronx, Nueva York, Estados Unidos de Norteamérica, donde todo pasó).

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