viernes, 21 de noviembre de 2008

Ideas sobre la literatura

La literatura es un laboratorio de lo posible, en donde la ficción juega un papel fundamental: es el vehículo, el combustible de la maquinaria. A través de la figura del Astrólogo, es factible entrar dentro de la esfera de verosimilitud en donde los mundos posibles son esas manchas, espacios de indeterminación.
Las historias son la baraja. El juego de cartas que abre puertas a mundos en madrigueras, en desiertos poblados, en burdeles de locos. El narrador es el ingeniero que ordena, que planea, pero al final de cuentas se permea del poder de la trama, del relato que se mueve en el tiempo y no se detiene nunca.


La figura del fantasma es fundamental en tanto significa la ausencia. Una ciudad ausente está atestada de espectros que han roto la cadena de los signos: no hay correspondencia entre significado y significante. La unidad fundamental de la representación se ha fragmentado, escindido. La ciudad ausente es “The Waste Land”, en donde reina la presencia del ausente: el silencio. Esa ausencia de sonido, de palabras, es enfrentarse con el horror, con lo que los psicoanalistas llamarían “trauma” y los críticos “nudo”.
El delincuente es fantasmagórico, es un espectro que rompe con los esquemas fabricados artificialmente de lo que llamamos “cultura”. El malestar en la cultura es el ladrón/espectro que viene a subvertir, a replantear los mapas en donde se ubica “el centro” y “el margen”, “lo canónico” y “lo popular”.


El juego lingüístico es creación. A partir de “la palabra”, el verbo (¿divino?), nace esa extraña adecuación de manchas que nombran a los objetos. Desde el Cratilo, la discusión versa sobre los límites de la palabra, de la representación. La repetición de vocablos carentes (o llenos de) significado provoca la diferencia. Repetición y diferencia son los mecanismos fundamentales de la “máquina de relatos” que, al copiar, difiere, crea, desordena un cosmos preestablecido.
El relato es sobre la imposibilidad de narrar, sobre el silencio acuciante que ataca al narrador cuando por fin va adquiriendo cierto ritmo y sentido. La interrupción es necesaria, el discurso no puede finalizar ni comenzar.


La experiencia, el acontecimiento, ha caído en la imposibilidad de transmitirse (no es momento de explicar la razón). Es necesario explorar que tan productiva es la reiteración, las características paranoicas de la repetición que exige buscar un lenguaje adecuado permanente. Repetir y diferir se unen en la “destinerrancia” derridiana. El alucinar de la locura que se encuentra fuera del discurso lógico permite re-inventar un mundo bajo la etiqueta ficcional. Se hace del texto un laboratorio de mutaciones lingüísticas sin fin.



El cuerpo no es uno, es muchos. La fragmentación es el cuerpo mutilado, la coja, la alienación de los sentidos. Los metarrelatos se han dividido porque la experiencia se ha vuelto inexpresable. El cuerpo se ha roto, atravesado por heridas, porque el hombre no tiene experiencia, no hay material narrable. La expresión de la individualidad se ha materializado y mecanizado. No hay elementos de la naturaleza, sino artífices que expresan, que permiten hacer uso de los instrumentos. El relato ya no es uno, es muchos.
Los cuerpos que se separan, se mezclan y entrechocan producen efectos a nivel del relato. El acontecimiento, como dice Deleuze, no pertenece al orden de los cuerpos, sucede en el lenguaje mismo.



La memoria, en su calidad de procedimiento, es uno de los temas más controvertidos de la narrativa. Es fundamental establecer la diferencia entre el recuerdo y la memoria. El primero, no implica re-vivir la experiencia, mientras que el segundo significa traer al presente (literalmente) el acontecimiento. Uno es en pasado, otro en presente. La memoria de los acontecimientos “límite”, los que producen un choque con lo Real, es lo que se narra (o se narra el intento). Lo Real fragmenta el relato, impide la narratividad “natural” de la vida. La memoria es el intento, la imposibilidad de recuperar lo Real. Narrar lo Real es realizar un procedimiento de duelo que permite seguir adelante y, al mismo tiempo, asumir la herencia.



La réplica a escala, la miniatura, implica el juego con un mundo que imita y crea. El mundo a escala se apoya sobre la huella del detalle que es donde se aloja la mayor distinción, la diferencia. En los terremotos, hay siempre una réplica, de menor intensidad. Ésta réplica es la que hace tambalear y tira a los edificios después de la colisión principal. De la misma manera, los “mundos posibles” que se barajan, las réplicas, son las que hacen tambalearse nuestro concepto de realidad.
La miniatura, reproducción a escala, es un laboratorio literario que en vez de usar palabras usa objetos. Símbolos al final de cuentas, palabras y objetos pequeños están en lugar de.


El cinematógrafo es la máquina narrativa perfecta. El proceso de un observador es el proceso de un lector: retiene una imagen durante un breve lapso de tiempo. La ilusión de movimiento se produce cuando una serie de imágenes se suceden rápidamente. El “dispositivo rodo-mecánico” funciona como el ritmo en la narración, es lo que da la velocidad y une la serie. La realidad y la ficción se alternan en espacio proyectados, en donde se representa.



La máquina de los espectros, la máquina de la ausencia, la máquina de palabras, la máquina de relatos. Partes mecánicas en donde todo es automático. Abre mundos, posibilidades y crea espacios, tiempos. El engranaje se alimenta de historias antiguas: captura su información genética y les introduce un gen extra, que las hace mutar. Las versiones apócrifas no tienen autor, proliferan identidades, y se pierde la referencialidad. Basada en ilusiones, en series mágicas volátiles, nos llena de historias. Ante la falta de experiencias, nos inventamos historias diversas para imaginar que algo nos ha pasado. Ese es el papel que juega la máquina.



El salto de la realidad a la ficción es imperceptible. La ficción es más real que la ficción y la realidad es la ficción perfecta. La ficción afecta al “mundo real” y éste al relato. ¿Cuál es el poder de la ficción? Puede afectar la realidad. La capacidad de cambiar las relaciones de causalidad dentro de una esfera de verosimilitud es lo que sucede en este relato. El paso de la ficción a la realidad es imperceptible cuando la magia (el Astrólogo) es posible.
El silencio es siempre lo que queda frente a lo que no se puede narrar, al quiebre, la ruptura de los discursos, la imposibilidad de representar.
Mi frase favorita de Friends:

Phoebe: [Right after playing a song in the coffee shop ] If you want to receive e-mails about my upcoming shows, then please give me money so I can buy a computer.